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"Un alicito que vive lejos"

"Un alicito que vive lejos"

UN ALICITO QUE VIVE LEJOS

                                             Pablo se mudó a Bariloche a mediados de diciembre del 2021. Lo que parecía ser una corta estadía, se transformó en una gran mudanza desde el corazón de Buenos Aires hacia una ciudad muy diferente en el sur.

No es un cliente más: su histrionismo y buen humor casi constante lo caracterizan y es imposible no encariñarse con él.

-          - La mitad de mis tesoros, comprados en Alicia Antigüedades, se vinieron conmigo – dice orgulloso.

Un estilo de vida muy diferente golpeó a su puerta y nos cuenta cómo fue seguir en contacto con la comunidad “alicita” y con la adquisición de productos que lo enamoran.

-          - A Alicia la conocí en abril de 2021. Todavía tenía el local chiquito y estaba cerrado al público por la pandemia. Había sido compañera de secundaria de mi marido, aunque llegué a ella por medio de una amiga en común. Me acerqué a venderle unas cosas, comprarle otras… y no me fui más - relata.

Ya lo dice la canción: “la distancia no es el fin” y supo Pablito que, gracias a las transmisiones en vivo que comenzaban a ser un hábito en el negocio de Alicia, iba a poder seguir comprando tesoros. Claro, si la señal de internet ayudaba.

-           -  ¿Y las entregas? –  le pregunto con curiosidad.

-      - Si hay algo de lo que yo estaba convencido es de que las cosas iban a llegar en perfectas condiciones. La misma técnica que usa Alicia para embalar los productos, la usé yo para empacar mis cosas cuando me mudé. Supe siempre que no era un desafío enviarme cajas hasta Bariloche, jamás tuve un solo problema.

-         - ¿Es preferible eso a comprar más cerca?

-         -  Es que no hay lugares donde comprar. Los pocos negocios de antigüedades que hay por acá apuntan a un público extranjero. Soy un “alicito” fiel a pesar de la distancia – dice con gracia.

Pablo se jacta de poseer un récord que claramente quedará inmortalizado en los registros del local: la vez que recibió un envío de quince cajas enormes todas juntas, que llegaron en una camioneta prácticamente exclusiva para él, en un despliegue casi cinematográfico que registró con su celular.

-         -  Dudo que alguien lo supere – asegura desafiante.

Pablo, uno de los clientes que desde el principio apostó al negocio de Alicia, no se pierde un solo vivo, a pesar de la distancia.

No lo motivan solamente los precios. Sino que, también, encontró en Alicia una confidente, consejera, una amiga.

-          - En el desarraigo uno pierde muchas cosas, su lugar, familiares, afectos y hasta cosas materiales, pero Alicia siempre tiene esa enorme habilidad para escuchar, y decir lo que cada quien necesita. Es lo que más valoro de ella. Y eso no se consigue en cualquier negocio de antigüedades. Lo que más extraño de la ciudad es eso: la familia, las amistades, y darme una vez al mes, una vueltita para abrazarme con Ali…

Pablo, un “alicito” que vive lejos, compra cada tanto alguna cosa en los vivos. Aunque ya no dispone de más lugar en su casa, tiene algunos asuntos pendientes:

-         -  “Sueño con comprarme un aguamanil gigante que tiene Alicia de exposición en el local, ya lo voy a conseguir.

Ojalá que así sea, porque de llegar, va a llegar intacto. Y justo él, puede dar cátedra de ello…